domingo, 25 de mayo de 2008

El remedio invisible


Estos últimos días se ha estado celebrando la Semana por la Acción contra el SIDA. Lo lógico hubiese sido escribir acerca del número de infecciones nuevas, de la prevención o de los rumores de la vacuna. Pero he esperado que pasen varios días para poder terminar un libro que se titula “El remedio invisible” y que está escrito por Helen Epstein, doctora en biología e investigadora.
En 1993 se trasladó a Uganda para estudiar los diferentes serotipos del VIH allí y con ello investigar sobre una vacuna. La realidad social y científica que conoció allí, muy diferente de la de Occidente, han hecho que se convierta en una curiosa reportera que nos ha ido transmitiendo las circunstancias de esta epidemia.
Comienza la autora contándonos su aterrizaje en Uganda, el entorno médico escaso que la rodeaba y su interés inicial por una vacuna que se había visto algo eficaz en Europa. Pronto se da cuenta de que la epidemia de SIDA en África era muy diferente de la que se conocía en Occidente. Se ha visto que “en África abundan cepas especialmente letales de VIH “y “se han encontrado tipos africanos de VIH en pacientes europeos y estadounidenses, pero ello no ha dado lugar a graves epidemias en ninguno de estos lugares “. Se pensó que su “sistema inmunológico se había debilitado debido a la desnutrición y a la infección “, pero en otros países con peor situación la prevalencia de VIH no es tan alta.
Lo que parece que es diferente y condicionante del alto número de casos de VIH son “las relaciones sexuales simultaneas, mucho mas peligrosas que la monogamia sucesiva, porque vinculan a los individuos en una enorme red de relaciones sexuales que da lugar a las condiciones ideales para la rápida propagación del VIH “. La autora incluye una gráfica para ver la transmisión a lo largo del tiempo en el caso de la simultaneidad y en el caso de monogamia sucesiva (el patrón occidental).
Lo que hacen los investigadores en África es sacar al VIH de su contexto biológico y explicarlo dentro de su contexto social. ¿Por qué existen este tipo de relaciones? Muchos estudios y la propia autora concluyen que las diferencias económicas, la pobreza hacen que las personas se apoyen en las relaciones sexuales como trueque para conseguir algo de prosperidad. No es lo que entendemos como prostitución, es el mantenimiento a largo plazo de una relación donde “yo”, que no tengo nada, me relaciono contigo, que me puedes comprar alimentos, medicamentos o vestidos. Normalmente “yo” soy una mujer y “tú” eres un hombre. A esto, que es una estructura social conocidas y aceptada en la África subsahariana, se le unen otros problemas de género como maltrato, infidelidad, violaciones o acoso.
Cuando se comenzaron a hacer campañas en países como Uganda o Sudáfrica para que este tipo de relaciones disminuyesen, la tasa de infectados por VIH bajó. No sólo el uso del preservativo era necesario en este contexto, donde por ser relaciones estables su uso era anecdótico, sino que también era necesario disminuir el número de parejas simultáneas. Y mas cosas: Proporcionar una educación y autonomía a la mujer la harían no depender de este tipo de relaciones y por lo tanto no aumentar el riesgo de tener VIH.
Con todo esto se nos pueden olvidar aspectos fundamentales en la lucha contra el VIH, aspectos que en Occidente no se olvidan como la disponibilidad de pruebas diagnósticas, el acceso a los antirretrovirales o la disponibilidad de preservativos, es decir, recursos médicos que indiscutiblemente ayudan a controlar la epidemia.
Aún con todos estos datos Hele E. se encontraba con hechos paradójicos. Por un lado los casos no disminuían como se esperaba y por otro, en Uganda hubo un descenso importante en el número de infectados por VIH sin que prácticamente mediase ninguna de estas campañas. ¿Cómo podía ser esto? ¿Cómo podía haber disminuido el número de casos en un país con una estructura económica deprimente y con una casi ausencia de financiación para programas de VIH? Pues ella lo resume bastante bien: “la eficacia colectiva, la capacidad de los individuos para reunirse y ayudar a otros individuos desconocidos, ya descrita por los sociólogos “. A lo largo del libro se nos describe cómo “muchas familias de clase media se vieron afectadas por el virus desde el principio y se movilizaron con valentía contra él, poniendo un rostro humano a la enfermedad “. Se crearon una serie de iniciativas locales y familiares que ha pequeña escala sumaban una gran actividad. Desde la atención a los enfermos, a sus familias o a los huérfanos del VIH, hasta el apoyo de campañas de casa en casa, hablando con la gente o programas de microcréditos. Como explica Helen E. “Lo más importante es que llegué a entender que, cuando se trata de salvar vidas, lo intangible- la solidaridad de la gente corriente que se enfrenta a una calamidad común, la ira de los activistas, en especial de las mujeres, y las nuevas ideas científicas- puede ser tan importante como la medicina y la tecnología ”.
Cuando una termina de leer este sorprendente libro hay que pararse a asimilar que la realidad del SIDA en África tiene poco que ver con la realidad en Occidente. Quien haya viajado a alguno de estos países o a alguno de Latinoamérica, habrá visto como la presencia de cierto desarrollo social y económico se basa en el dinero extranjero y la mano de obra de muchas organizaciones, a veces negociando con la situación. Aquí estamos hartos de que nos recuerden que hay una epidemia de SIDA, incluso algunos pensamos que conocemos al enemigo pero “existen muchos factores que han influido en esta tendencia, y sería injusto culpar únicamente a la industria del SIDA. Puede que la gente se haya acostumbrado a los constantes mensajes de prevención, o que los nuevos programas de tratamiento con antirretrovirales hayan creado un engañoso sentido de seguridad. Quienes sean capaces de protegerse se protegerán, mientras que posiblemente otros- mujeres pobres casadas con maridos maltratadores e infieles, y emigrantes solitarios, frustrados y desvinculados de sus comunidades- necesiten algo más de información y educación para evitar el contagio “.

“El remedio invisible: África, Occidente y la lucha contra el sida”
Helen Epstein
Edit. Alba

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